El ático está situado en un edificio de siete plantas de la capital murciana. Originalmente, disponía de un dormitorio y un salón dando a la terraza del mismo: el espacio abierto con más vida de la casa debido al buen clima del que disfruta la ciudad la mayor parte del año. La cocina, inicialmente daba a un patio de luces interior que atraviesa toda la altura del edificio.

El principal objetivo para plantear la reforma de la vivienda fue trasladar la mayor parte de las zonas de día al frente de la vivienda que daba a la terraza. Así, se creó una estancia abierta que acoge la cocina y el salón con acceso directo a la terraza mediante varias puertas correderas de cristal. Para reforzar la continuidad espacial se utilizó el mismo suelo de madera de roble en toda la estancia y tanto las puertas de los armarios de la cocina como los de los muebles del salón se realizaron en cristal con vinilos coloreados en tonos azules y ocres, los favoritos de los propietarios. Las luminarias y muebles de diseño completaron el espacio.

Exteriormente, en uno de los frentes de la terraza se dispuso un mueble terminado en acero que alberga un fregadero, la lavadora, el termo eléctrico y diversos espacios de almacenamiento. El tratamiento del espacio exterior se completó con distintos muebles de estructura ligera en tonos blancos y grises, así como algunos elementos como maceteros y muebles zapateros.