El hall de entrada de esta oficina situada en una importante vía de la capital murciana se encontraba vacío y sin tratamiento interior alguno. Los clientes precisaban de un espacio de recepción dotado de algunas piezas de mobiliario para satisfacer las necesidades de una zona de espera y que, a la vez, se configurara como un espacio elegante y abierto a los espacios distribuidores que conducen a los distintos despachos que componen la oficina.

Para el tratamiento de este espacio de entrada, se seleccionaron varias sillas icónicas de diseño del siglo XX –clásicos modernos- realizadas en estructura tubular de acero y piel negra, que se combinaron con dos mesas de cristal estructural. Estos elementos se dispusieron sobre una alfombra de un diseño minimalista y geométrico que resalta sobre la madera oscura del suelo que se extiende por la totalidad de la oficina. En la pared –el primer elemento que se observa al entrar a la oficina- se dispuso un bastidor de lamas de madera en la misma tonalidad del suelo, creando un elemento que envuelve al muro original blanco y cuya horizontalidad transmite calma al conjunto. Finalmente, sobre las lamas se dispuso una imagen sin marco que muestra los rayos de luz al atravesar las ramas de los árboles de un frondoso bosque y que dialoga con el resto de los elementos de madera que componen los revestimientos del espacio.